miércoles, 12 de septiembre de 2012

Tú me sos lejano

Corre el agua salada por mi rostro, una emoción, una amargura, una desilusión se apodera de mí. Escucho tus palabras y el cielo se desvanece sobre mi cuerpo terminando con mis fuerzas, con mis ganas. Te me ves tan distinto, tan confundido, tan cansado. Siento ser parte de tu decisión, de tu pero, de tu desgano y se me parte el alma en mil pedazos. La felicidad me parece tan lejana cuando la angustia se avecina tan repentinamente. Me ataca, me hunde, me sumerge en un estado necio, confuso, atormentador. Te siento más fuera que dentro de mí, me apartas, lo siento por todos los poros; el aire sabe a tu abandono, a tu lejanía. El tiempo va siendo cruel y no quiere dejar de serlo, el tiempo va pasando soportando los silencios, la soledad, la incomprensión; aquella que se da el lujo de ser la estrella de la noche. A la distancia te creo distinto, no sos el mismo, ¿en qué te has convertido?. Quieres volver a tu cuerpo, quieres volver a tu esencia y lo estoy sabiendo segundo a segundo; pero me niego y me confundo. Quiero acercarte a mi cuerpo, a mi ser, pero siento que no quieres hacerlo. Te me quieres ir, te me quieres distante; y se me estremece el cuerpo de sólo pensar que todo puede desaparecer en cualquier momento. No quiero pensar, me niego, me ciego, me hundo en el silencio, y la soledad hace estragos en una noche estrellada que no se atreve a dar luz a mi vida, y me deja caer en la angustia de pensar y sentir que —de a poco— te estás despidiendo.

2 comentarios:

Omar. dijo...

Alta calidad narrativa. Cuanto talento tienes.

Analía Escañuela Revilla dijo...

Gracias omar. La escritura es lo que más amo hacer... Tengo mucho por aprender aún. Apenas soy una novata