sábado, 5 de junio de 2010

algo por cambiar, pero qué?

Me temo que en mi vida algo no está funcionado. No me siento felíz, no disfruto lo que hago, lo que vivo, lo que siento. ¿Dónde radica la falla, la ausencia, el desbarajuste?. la verdad, no tengo respuestas.
Y si es cierto lo que decía Aristóteles "La felicidad es el fin supremo del hombre"...y si todos apuntamos a ese fin ?cómo muchos no sabemos distinguir dónde está el punto de partida?, ¿cómo podremos llegar a la meta si ni siquiera encontramos el primer eslabón de la cadena?
Siento que necesito retornarme...mirar donde perdí el rumbo...el camino que soñaba seguir, afianzar...siento que debo mirar hacia mi lado más íntimo y darme cuenta de qué estoy necesitando...cuál es mi sueño, que no encuentro; cuál es la meta que anhelo.
A veces siento que perdí las esperanzas, ó peor aún, que no las deposité en nada y me pregunto ¿qué es la vida?....si sólo hay una para vivir, si sólo sucede una vez ¿porqué no tener esa guía? ¿por qué no tener una manera de entenderla cada día?
de pronto me invade angustia mezclada con desconcierto... me siento con el corazón estrujado y la mente aturdida... que no me permiten atender mis sentimientos, descubrirlos, sentirlos, como tampoco entender a mi razón.
Verdaderamente no sé hasta cuando voy a sentir correr por mis venas y deambular por mi mente todo esto, no sé cómo voy a clarificar mi vida, ni menos aun apuntar mi mirada, mi razón, mi corazón y mi cuerpo hacia esa meta suprema que siempre ansío descubrir y sentir

cinco minutos

Cinco minutos duran tus palabras, tus besos, tus abrazos, tu amor efímero. Cinco minutos dura el encuentro, el mensaje, la llamada, tu atención. Cinco minutos duran tus ganas, tu ternura, tu comprensión. Cinco minutos en búsqueda de tu alivio, refugio, acierto o error. Cinco minutos dura tu silencio, tu sintonía, tu corazón. Pero si sumo todos esos cinco minutos, obtengo 25 minutos, unos cinco minutos menos que la media hora diaria que me paso pensando cuándo cambió el amor.